lunes, 29 de agosto de 2011

El barquero

Llevo varios días vagando sobre estas áridas rocas. Gusanos reptan alrededor de mis pies. Sigo andando. Encuentro a la distancia el río de almas que como yo están en busca del barquero que los lleve al otro lado del río. En una mano traigo dos monedas que alguien, en otra vida, me ha dado a cambio de un viaje seguro. Las aprieto de vez en cuando para asegurarme de no perderlas.

Allá, a la entrada del río veo cómo se suben uno por uno al pequeño barco que hace puerto por instantes mínimos. Casi he llegado. La pálida luz de algunas antorchas crea sombras terroríficas a las espaldas de los caminantes. El cielo es como un pozo sin fondo habitado por escasos bichos luminosos que centellean, agonizantes, muy de vez en cuando.

Llego a rozar el inicio del río donde se posa la embarcación, creo que es mi turno. Comienzo a hablar mientras busco las monedas; el barquero no entiende mi lenguaje. Grito. Con sus huesudas manos examina el monto de mi pasaje, apenas dirige su mirada de indiferencia hacia mis ojos. Desde su garganta escapan unas breves palabras roncas, dice que no me conoce y que las monedas que llevo para el viaje no son conocidas en ese puerto, que mis pecados no se purgan en su infierno, que la culpa debe expiarse en otras aguas, lejos de las almas de las víctimas.

Camino de regreso, ya no grito. Veo en el horizonte cómo se pierde la barca que no tiene destino para mí. Los gusanos están subiendo cada vez más arriba, han llegado hasta mis piernas y me muerden sin cesar comiéndose la carne viva. Camino más y más, sin llegar a ningún lado conocido. Camino en círculos mientras se me va desprendiendo la carne, raramente, ya se está regenerando mas los gusanos no dejan de comerla y el dolor no desaparece. Si no soy candidato del barquero de las víctimas no me queda más que intuir que esta es mi condena.

Music on: Une Année sans Lumière
Quote: "De las cosas sabemos alguno o algunos de sus aspectos, los más falsos casi siempre". Gilberto Owen
Reading: Novela como nube - Gilberto Owen

viernes, 12 de agosto de 2011

Olvidar

Entonces se suceden eventos inusitados, fuera de nuestro control.

Una noche cualquiera nos encontramos tan seguros del amor, de aquellas mínimas cosas que nos hacen creer que hemos conocido la felicidad, y de pronto, de la nada, comprobamos que ese aleteo de mariposa al otro lado del mundo está alterando seriamente la estabilidad que reinaba en nuestro hemisferio personal.

¿Quién va a ser bueno en las despedidas? De pronto se personifica como un monstruo imponente la terrible la certeza del adiós y nunca del olvido (el olvido no existe, susurra la bestia desde su dentadura maloliente y amarilla) De pronto queremos olvidar, sin éxito; acaso logramos traspasar algunos sucesos a la luz endeble y pálida, de aquellas cosas que se recuerdan como, literalmente, parte de uno, como un brazo que se mueve y una nariz que respira. No se puede olvidar, ni modo, quizá podamos soñar con un sano adiós, pues despedirse es posible, pero no es sencillo, claro que no.

Podríamos soñar una buena parte de nuestras vidas, con el deseo en lo más alto, queriendo hallar en sueños eso que nos falta, podríamos incluso conseguirlo de vez en cuando. Pero hay que despertar. Despertar a ese mundo donde las manos se encuentran desiertas y arrugadas por la sal llorada, donde no hay ojos que buscar para alumbrar los propios, donde el cansancio por la distancia es un fruto secándose paulatinamente, y al que sin embargo regresamos para buscar una gota más de su sabor. Así es la separación, ese adiós que nos platicamos y no terminamos de creer, es una gota que no termina de caer y ya está seca, una palabra que alguien dice pero no hay manera de ser escuchada, una postal de un lugar visitado hace tanto tiempo que si regresamos a él no sabremos reconocerlo.

Una noche, pues, estamos seguros de algo, creyendo en una realidad, y luego la brisa matutina se escabulle a la habitación mostrándonos el craso error: la soledad vive alegre, cernida en las ropas nuevas, la promesa se desvanece como sombra aniquilada por el amanecer, y lo peor, el olvido se incrusta en los poros hasta hacerse parte íntima de uno mismo, como algo propio, algo a lo que queremos acceder y no podremos, nunca.

Las cosas se suceden, qué se le va a hacer, sin el libre albedrío que el todopoderoso dijo que tendríamos, un engaño más.


Music on: Elephant - Damien Rice
Quote: "Llamo al destino para que me devuelva mi alma" - Friedrich Hölderlin
Reading: La noche - Francisco Tario

viernes, 5 de agosto de 2011

La sombra

Le había dicho a la sombra que dejara de verme, le había gritado por las noches cuando se confundía con el resto del cuarto y venía a sentarse al borde de mi cama. Inútil. La sombra no regresa al armario ni se despega de mis tobillos, ni siquiera cuando duermo.


A veces me hablaba al oído, me borraba de la cabeza múltiples pero mínimos recuerdos que solía tener como vívidos y luminosos, tan reales que me hacen más pesado el sueño. La sombra estaba aquí todos los días y sus noches; no hay cómo hacer que me deje. Sospecho que tiene una misión concreta, pero la desconozco por completo. Cierto es que cuando estoy contenta su propia deformidad se torna más pequeña, menos nítida, cierto también que entre las carcajadas que en ocasiones exhalo aquélla se reduce un poco, casi a la mitad.


Pero no desaparece del todo.


Anoche se metió en mi cama sin que me diera cuenta; heló mi cuerpo con su simple presencia. Nunca guardó silencio. Su voz líquida y oscura se escabullía no sólo por mis oídos sino por toda mi piel, hasta los huesos. Repetía una letanía crónica, en la que envolvía una profecía que me negaba para siempre una parte de lo que yo era.


En sus palabras describía uno de los sueños más hermosos que he tenido, uno de esos únicos paisajes oníricos perfectos y compartidos. La sombra me despertó y al despertarme logró que olvidara por completo el sueño. Tuve miedo. He tenido que olvidar tantas cosas que no quiero ni pensar en todo eso que ya perdí quien sabe hace cuanto tiempo.


Olvidé un sentimiento, más que eso, un momento y múltiples instantes que conservaban la experiencia y la verdad. Recuerdo muy vagamente un nombre, ya ni siquiera un cuerpo. La sombra se regodeaba al admirar el vacío de mis pensamientos.


He perdido la capacidad de gritarle a la sombra, de repudiarla. Siento, sin embargo, la tranquilidad de aquéllos que aman sin necesidad de ser amados, la ingenuidad del niño que se alegra con pequeñeces, la virtud de los desmemoriados. No sé hasta qué punto la sombra ha arrasado con los recuerdos, con cuántos se ha quedado, cuáles me querrá dejar acaso.


Duermo. La sombra se queda ya todos las noches a mi lado, en sepulcral silencio.




Music on: Can you hear the rain love - Richard Hawley
Quote: "La desdicha tiene muchas caras, la felicidad sólo una" Haruki Murakami
Reading:Las ruinas circulares - J. L. Borges

lunes, 1 de agosto de 2011

Partir... Esperar... Amar



Quiero pensar, de vez en cuando, que partir no es inminente. Y vivir en la alegría divina de conocer todas esas cosas que aún no has dicho y que ya no necesitas decir porque yo ya las sé.

Es que a tu lado el mundo es un lugar idílico donde la verdad no nos incitará a arrancarnos los ojos, donde hay días de luz constante, cielos libres de tormenta, donde sabemos de cierto que la eternidad feliz existe.

También quiero dormir y saber que el sueño no es más placentero que la vigilia, que despertar a tu lado es todos los días una realidad posible en la que no existe el miedo de que tal escenario se resquebraje al más mínimo parpadeo.

Quiero pensar, ya te lo dije, que este barco no tiene que partir, que estarás conmigo sosteniendo una promesa callada y eterna, que mi mano no va a estar buscándote constantemente, que mi nave no se encamina a la soledad.

Pero otro momento existe frente a mí mientras te pierdo. Y si otras aguas aguardan mi destino, ¿podremos aguantar el tiempo encapsulados en clepsidras diferentes?

Hallarte ha sido una alegría mansa e infinita, una noche de equilibrio y verdad envuelta en magia; manos que se buscan y se encuentran, labios que incesantes crean el beso y mundos que nacen en una gota de sudor derramada sobre el otro. Una alegría infinita, una felicidad que es tan grande que parece clandestina.

Quiero pensar, mientras descanso al aire libre, que he de llegar a un puerto donde no venga a posarse un astro frío, sino un valle de vida donde el amanecer traiga buenas noticias.

Voy a buscarte todo el tiempo, y de tanto he de encontrarte. Lo que sea que haya que llorar, lo que sea que tenga que sufrir. Porque sólo pensarte es esperar sin temer que la espera se convierta en futilidad.


Music on: Epilepsy is dancing - Antony and the Johnsons
Quote: "Perderse es un peligroso hallarse". Clarice Lispector
Reading: Kafka en la orilla - Haruki Murakami